“…No obstante, estos actores sociales artificiales también pueden llevar a cabo muchas acciones perjudiciales, como proporcionar información errónea a la gente, aumentar las discusiones, perpetrar estafas y explotar el mercado de valores (Ferrara et al, 2016;O'Neal, 2016). Es decir, si el malware tradicional -como virus informáticos, gusanos, troyanos, software de rescate, spyware, adware, software de miedo, etc.-atacan los puntos débiles del hardware y del software, los bots sociales explotan las vulnerabilidades humanas para alcanzar un objetivo dado, como, por ejemplo, su incapacidad para distinguir entre lo humano y lo no humano cuando interactúan en el ciberespacio, su exceso de confianza hacia aquellas relaciones sociales que ocurren en la red, su mayor atención a todo aquello que parece envuelto de un aura de popularidad o su manifiesta ingenuidad cuando la manipulación de la opinión pública se realiza a través de las redes sociales (Hajli et al, 2021).…”