neoplasias urogenitales masculinas, pudiendo aumentar hasta el 10% segú n los há bitos higié nicos de la població n 1 . Se han descrito aproximadamente 300 casos de tumores metastá sicos de pene en la literatura médica internacional 2 . Las metá stasis se asientan principalmente en los cuerpos cavernosos, no habiéndose descrito previamente casos de metá stasis a nivel del cuerpo esponjoso como en nuestro caso. La mayoría de los autores coinciden en que la presencia de este tipo de metá stasis corresponde a un estado muy avanzado de la enfermedad primaria, siendo la supervivencia muy limitada tras su aparició n, que no suele ser superior a un añ o 3 . Los tumores primarios tienen su origen aproximadamente en un 75% en los ó rganos pé lvicos, principalmente la pró stata, la vejiga 4 aunque tambié n en el tubo digestivo. El otro 25% corresponde a otros orígenes extrapé lvicos (el riñ ó n, el pulmó n, el estó mago o los supragló ticos) 4 . Só lo han sido descritos dos casos de metá stasis de origen esofá gico, asentá ndose ambas en los cuerpos cavernosos 10 . En cuanto a los síntomas con los que debutan estos pacientes, estos son (en orden de frecuencia) sensació n de masa (30%), priapismo maligno (20%), retenció n aguda de orina, lesiones ulcerativas, edema o gangrena 4,5 . En nuestro caso, los síntomas comprendían semierecció n y síntomas del tracto urinario inferior.Con respecto a las pruebas de imagen, el mejor método diagnó stico es la RM, ya que ha demostrado su utilidad para determinar la extensió n del tumor a nivel de la albugínea o la uretra 6 . Esto es debido a la superioridad de la RM frente a la TC o a la ECO en la diferenciació n de tejidos blandos. En nuestro paciente, la RM nos permitió conocer con exactitud la extensió n de la lesió n. El diagnó stico definitivo es anatomopatoló gico.Estas lesiones se pueden tratar con exé resis de la lesió n o el legrado de los cuerpos cavernosos en caso de nó dulos aislados. Otras opciones son la penectomía parcial, en casos de lesiones solitarias o localizadas en el extremo distal del pene, y penectomía total y emasculació n si las lesiones son má s extensas o hay invasió n proximal de los cuerpos cavernosos 7 . Aparte, en determinados casos en los que el dolor es intratable, se puede proceder a la secció n de los nervios dorsales 8 . En casos específicos de pacientes jó venes, con buen estado general y quimiosensibilidad del tumor, deben intentarse esquemas de quimioterapia de forma paliativa 9 . La radioterapia no es una opció n de tratamiento inicial, aunque puede ser una alternativa de forma paliativa en pacientes como el que presentamos. No obstante, las opciones má s aceptadas son la actitud expectante y la biopsia o la exé resis de la lesió n debido al mal pronó stico que plantea la presencia de metá stasis peneana como manifestació n de su tumor primario 3,10 .