Reciprocidad e incertidumbre: la experiencia del prisionero de guerra durante la Guerra de Sucesión Española (1700-1715)

Abstract

En el prisionero de guerra se personifica la derrota, y se retrata al vencedor. Su figura resulta de especial interés en la Guerra de Sucesión Española. En ella encontramos un conflicto global, y, al mismo tiempo, en el frente español, una guerra internacional y civil. En consecuencia, el cautivo en el escenario peninsular posee muy diferentes rostros: del soldado inglés al miguelete valenciano, pasando por el desertor irlandés o el oficial portugués de alta graduación. Todos ellos eran prisioneros de guerra, pero su condición y suerte eran dispares. Tan sólo un principio, el de la reciprocidad, parecía regular su situación, y una fuerza, la de la arbitrariedad del captor, distorsionar su sino.

A merced del otro: la experiencia del prisionero de guerra en el siglo del soldado (1625-1715)

“…Por contradictorio que pueda resultarnos, cuando los defensores se rindieron finalmente un mes después, firmaron unas capitulaciones muy generosas. Su salida con honores cerraba la campaña de 1707, y se abría el intercambio inmediato de prisioneros en el frente catalán con el traslado al frente de los prisioneros repartidos por Castilla (Díaz Paredes, 2019).…”

“…Pero ¿hasta qué punto esto se cumplía en la práctica? De partida, consideramos que las razones por las que la vida del prisionero se respetaba y tenía un valor intrínseco versaban en torno al principio de reciprocidad en un marco cultural común (Picaud-Monnerat, 2010: 248-252;Díaz Paredes, 2019). Así cobraban sentido la amenaza y la lógica de la «fâcheuse revanche» que el conde de Harcourt esgrimió en 1645 en el frente catalán si tanto las tropas francesas capturadas -así como sus auxiliares suizos y catalanes-, recibían malos tratos por parte de los españoles (Corvisier, 1985); o las acusaciones a ambos lados del Canal de la Mancha de comienzos del siglo XVIII (Morieux, 2019: 78-80, 93-94).…”