“…Por consiguiente, se requiere resguardar de decisiones que avancen en la implementación de líneas de acción eficaces y centradas en el núcleo pedagógico, considerando que la generación de nuevas políticas y planes o programas de desarrollo debieran incorporar estrategias de fortalecimiento del liderazgo como uno de sus componentes principales, siendo inclusive un factor sobre el cual se pueda articular toda la política, pues en la autonomía que poseen los establecimientos en el sistema escolar, las decisiones producidas e implementadas por los propios centros educativos son claves para una mejora sostenible y que responda a las necesidades particulares de este (Cancino y Monrroy, 2017). En conclusión, la escasa evidencia, investigación y estudio de los líderes educativos en sus diferentes niveles, muchas veces, no permite que las políticas locales, proyectos, planes y programas de desarrollo profesional, como por ejemplo, los de trabajo colaborativo, comunidades de aprendizaje, interdisciplinariedad u otros, sean consistentes y propios de su proyecto educativo, al no conocer en profundidad estas prácticas que permiten avanzar hacia la mejora de los aprendizajes de los estudiantes, quedando solo a la improvisación y voluntad de los profesionales.…”