La fotosensibilidad inducida por fármacos hace referencia a las erupciones cutáneas producto de una respuesta exagerada o anormal de la piel posterior a la exposición a radiación ultravioleta (UV), ya sea de la luz solar o de una fuente artificial en pacientes que se encuentran utilizando algún medicamento. Estas pueden subdividirse en reacciones fototóxicas y fotoalérgicas. La reacción de fototoxicidad es dada por una respuesta no inmunológica que resulta en lesión celular y daño tisular, mientras que la fotoalérgica corresponde a una reacción inmunológica de hipersensibilidad tipo IV tardía.
Los medicamentos más comúnmente asociados a estas reacciones incluyen la amiodarona, la clorpromazina, la doxiciclina, la hidroclorotiazida, el naproxeno, el piroxicam, las tetraciclinas, el voriconazol, la griseofulvina, las quinolonas, las sulfonamidas, los antinflamatorios no esteroideos (AINE) y los retinoides sistémicos. La presentación de la reacción dependerá de la dosis de los medicamentos, así como del tiempo de exposición a la radiación UV. El diagnóstico se basa principalmente en una historia clínica detallada y la exploración física, aunque varios métodos como el fototest o el fotoparche pueden ser útiles. La mayoría pueden tratarse con compresas frías, emolientes o calamina tópica, sin embargo, dependiendo del caso se pueden llegar a necesitar analgésicos orales y corticosteroides tópicos. Si la afectación es grave se pueden utilizar corticosteroides sistémicos.