“…Nos hemos reído históricamente de los deseos, las emociones, las aspiraciones y los comportamientos considerados femeninos, pero también nos hemos reído de los cuerpos femeninos no normativos (cuerpos trans, negros, indígenas, con diversidad funcional, pobres, con sufrimiento psíquico y un largo etcétera) (Pineda, 2021;Padilla, 2011;Marañón y Muñiz;Ríos y Londoño, 2012). Por tanto, aunque de manera frecuente «no se suele asociar feminismo y humor» (Ludec, 2007, p. 133) más allá de connotaciones negativas como el caso de Feminist Killjoy (Ahmed, 2010), los formatos propios de las redes sociales han habilitado y precipitado el uso estratégico del chiste, la ironía, el sarcasmo y la gracia desde diferentes plataformas autoidentificadas como feministas.…”