“…Maturana (2011) y Armendariz et al (2014 señalan que las reuniones que realizan los jóvenes los fines de semana surgen como una necesidad en el sentido que necesitan reafirmar su identidad y buscan relacionarse consumiendo alcohol y otras drogas para generar vínculos sociales. En nuestra encuesta, la prevalencia de estudiantes que declararon ingerir bebidas alcohólicas los fines de semana fue mayor en hombres (43.3%) que en mujeres (29.9%) mostrándose este mismo patrón en otras investigaciones (Poscia et al, 2015;García, Gimenez, Castro, Nebot y Ballester, 2018), por otra parte, existen pocos estudios donde se muestre que las mujeres presentan un mayor consumo (Villareal, Sánchez y Musito, 2013 Las evidencias sugieren que el inicio temprano de consumo de bebidas alcohólicas aumenta en gran medida el riesgo de desarrollar trastornos relacionados con el alcohol (Giustino et al, 2018), aunque algunas investigaciones reportan el inicio de consumo a edades tempranas (Villatoro et al, 2016;Navalón y Ruiz, 2017;Castaño-Pérez y Calderón-Vallejo, 2014), en este estudio la edad de consumo por primera vez fue mayor (16.3 años), lo que es congruente con lo afirmado por González et al, 2019;Telumbre-Terrero et al 2016). En México, la edad legal para consumir alcohol es a los 18 años, sin embargo, el consumo de esta sustancia está ampliamente disponible y es muy accesible para los jóvenes y existe poca verificación de la edad en establecimientos (Strunin et al, 2017), por otro lado, la ingesta de alcohol es parte de la vida social dado que está presente como vehículo de socialización incluyendo fiestas familiares como son las celebraciones de bautizos, cumpleaños, bodas y festividades con arraigo cultural (Medina-Mora, 2007;Armendariz et al, 2014).…”