“…Por todo esto, es necesario adaptar currículos, metodologías, programas, objetivos, materiales e incluso implementar evaluaciones en modalidad híbrida (como recomiendan Baloh, T. et al, 2019 y se cita en FESS, 2020, p. 12) a los nuevos contextos educativos (Monteiro, Moreira & Lencastre, 2015), teniendo en cuenta las exigencias que comporta el b-learning: la creación de nuevos espacios de aprendizaje (alejados del aula tradicional), la gestión del tiempo, la alternancia de sesiones síncronas y asíncronas en una lógica de estrategias de aprendizaje flexibles, autónomas y ajustables. A pesar del auge del b-learning y la utilización de diversos dispositivos tecnológicos para trabajar, sigue sin haber un cuerpo teórico que oriente a los diferentes grupos implicados (docentes, líderes educativos y estudiantes) sobre cómo organizar esta emergente modalidad de enseñanza de manera efectiva para mejorar los resultados (Salinas Ibáñez, de Benito Crosetti, Pérez Garcies & Gisbert Cervera, 2018).…”