“…El desplazamiento activo al y desde el centro educativo, corresponde a desplazarse de forma no motorizada (caminado, bicicleta, patines, skate, entre otros) y se presenta como una oportunidad para aumentar el nivel de actividad física tanto de niños como de adolescentes (Yang et al, 2014;García-Hermoso et al, 2017). Estudios previos han afirmado que el desplazamiento activo al centro educativo se asocia positivamente con la capacidad cardiorrespiratoria, especialmente en bicicleta (Chillón et al, 2010;Ramírez-Vélez et al, 2017), que a su vez se asocia a mejor rendimiento cognitivo y académico (Martínez, Aznar y Contreras, 2015;Carulla, Mas y Sampol, 2019), menor depresión, menor hiperactividad, menor transtornos del sueño y en general mejor salud mental (Messerli-Bürgy, 2019;Yungán, 2019). Existen diversas formas para evaluar el comportamiento en desplazamiento, por ejemplo, a través de acelerómetros, GPS o podómetros, que si bien otorgan información precisa sobre el nivel de actividad física o conteo de pasos, no otorgan el modo de desplazamiento, además presentan limitaciones al valorar a grandes poblaciones, especialmente a población escolar, ya sea por el costo o por la propia accesibilidad de los dispositivos (Cardon, Van Cauwenberghe, Labarque, Haerens y De Bourdeaudhuij, 2008;McKee, Mutrie, Crawford y Green, 2007;Arriscado, Muros, Zabala y Dalmau, 2015).…”