“…Un accidente nuclear puede poner en riesgo el suministro de energía, lo que podría evitarse mediante la redundancia de instalaciones y la diversificación (Kosai & Unesaki, 2017), aunque encarecería la generación de energía. Más gravemente que el abastecimiento, podría resultar afectada la salud de los seres vivos en amplios rangos de distancias respecto al lugar del accidente y en varias generaciones (Lyman, 2011). Los dos desastres nucleares de mayor impacto han sido los ocurridos en Chernóbil (URSS-Ucrania) y Fukushima (Japón), con significativa influencia sobre el panorama energético europeo (Wittneben, 2012).…”