“…Se resalta la importancia del automanejo y autocontrol del paciente, siempre que no se caiga en la autoprescripción indiscriminada. Algunas de las técnicas no farmacológicas empleadas en el tratamiento del dolor son la presión/masaje, vibración, calor y frío superficiales, aplicación de criolíquidos como el mentol, la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea, y a estas se pueden añadir otras como la distracción y la relajación(12)(13).Según datos de la Sociedad Española del Dolor y del Banco Mundial (organismo dependiente de las Naciones Unidas), existen 182 unidades del dolor(14), lo que para España representa, con sus 45.840.050 de habitantes a 2018, una unidad especial de tratamiento del dolor por cada 251.868 habitantes(15). En comparación con países vecinos de la Unión Europea, y como bien lo señala el Ministère de la Santé et de la Protection Sociale, en toda la región francesa, incluyendo Reunión, Martinica, Guadalupe, Guayana, Córcega y Mayotte, se dispone de un total de 266 unidades o centros de tratamiento del dolor, es decir, de una unidad por cada 248.898 habitantes(16).Cada hospital dispone en España de su unidad de dolor dependiente del Ministerio de Sanidad Política Social e Igualdad, según fuentes del ministerio(17).…”