“…Ya en el campo de las AG, su diagnóstico prenatal va a recoger todos esos preceptos. Patologías como la hiperplasia suprarrenal congénita, que causa virilización del feto femenino y que puede ser tratada con corticosteroides (66), y en los casos de formas severas de esta condición, se pueden remitir a centros de referencia debido a la posibilidad de crisis adrenérgica al nacimiento, una emergencia endocrina que pone en riesgo la vida del recién nacido (67). Las malformaciones del tracto genitourinario como hipospadias o persistencia de valvas uretrales requieren un seguimiento periódico ante la posibilidad de desarrollar una obstrucción tardía que pueda afectar gravemente al desarrollo de los riñones y pulmones (68); hallazgos como un micropene pueden ser marcadores de patologías más complejas e importantes como aneuploidías fetales (T21, XXY, XXX), mutaciones genéticas (síndrome de Noonan, síndrome de Prader-Willi, síndrome de Robinow) y patologías del desarrollo hormonal (déficit de hormona del crecimiento, síndrome de hidantoína fetal, deficiencia de 5--reductasa) (69); en los casos que se considere pertinente se tiene la posibilidad de interrumpir la gestación en aquellas patologías con mal pronóstico o con una importante morbilidad (megalouretra congénita, extrofia cloacal, síndromes genéticos), posibilidad que está recogida en las guías clínicas de las principales sociedades ginecológicas (70,71).…”