“…(Archila, 2012:364) Respecto a las contribuciones que la argumentación le ofrece a la educación en ciencias, Erduran y Jiménez-Aleixandre (2007b:5) las califican de "potenciales". Hay avances en investigación en didáctica de las ciencias que confirmarían los aportes de esta habilidad de pensamiento en ámbitos como: (i) educación multicultural (Archila, 2014a;Atwater et al, 2014;Rigotti y Greco Morasso, 2009), (ii) educación bilingüe (Aragón, 2007;Archila, 2013;Lyon et al, 2012), (iii) pensamiento crítico (Buty y Plantin, 2008b;Erduran y Jiménez-Aleixandre, 2007b; Jiménez-Aleixandre y Puig, 2012), (iv) historia de las ciencias (Adúriz-Bravo, 2014;Archila, 2014b;de Hosson, 2011), (v) formación de profesores (Archila, 2014cdef;Erduran et al, 2006;Stipcich et al, 2006), y la que se trata en este estudio, (vi) alfabetización científica (Archila, 2014ag;Cavagnetto y Hand, 2012;Yerrick et al, 2012). Esta variedad de ámbitos se constituye en un claro y documentado ejemplo de los esfuerzos por fomentar la argumentación de los estudiantes desde diferentes frentes.…”