“…Las emergencias de violencia a la mujer u otros miembros del núcleo familiar entre los años 2019 y 2021, según los datos referenciados por el ECU911 ha sufrido una variación del -7,8% (2020-2019) y 0,7% (2021-2020), lo que se podría explicar dada la "naturalización de gritos, insultos, amenazas, burlas, golpes o la presión para tener relaciones sexuales no consentidas son problemas latentes en nuestra sociedad y convierten a la violencia intrafamiliar en parte de la realidad de nuestro país" (ECU 911 05 de octubre de 2020), esto se contrasta con lo expuesto desde la investigación empírica sobre violencia intrafamiliar, sea por relaciones de poder, fuerza física de uno de los cónyuges, normas culturales, dogmas, hostigamiento, acoso o intimidación, que a su vez son toleradas, silenciadas y vistas de manera pasiva, por ende, tiende a ser invisibilizada, apuntando a un tipo de violencia no solo física, sinó también psicológica (Khan, 2000;Mora Chamorro, 2008;Alarcón-Delgado y Ortiz-Montalvo, 2017;Cedeño Floril, 2019;Reyes-Tomalá et al, 2021). Por ello, la importancia de la "educación" para la transformación de la sociedad, fomentando la construcción de una sociedad libre de conflictos a través del diálogo, solidaridad, integración, participación y empatía (Boqué et al, 2014; Moreira-Aguirre y Aguirre-Burneo, 2019).…”