ResumenEl hallux rigidus es una causa frecuente de consulta traumatológica, y es la artrosis más frecuente del pie. Se presenta clínicamente con dolor y pérdida de movimiento de la primera articulación metatarsofalángica, con impacto en la calidad de vida del paciente. El tratamiento comienza de forma conservadora, y tiene éxito en la mitad de los casos, con medidas, que incluyen modificación del calzado, manejo del peso y ortesis, diseñadas para limitar el movimiento de esta articulación. El tratamiento quirúrgico en pacientes con hallux rigidus leve a moderado se centra en eliminar los osteofitos dorsales con una queilectomía, que se puede asociar a una osteotomía de falange proximal o del primer metatarsiano, lo que mejora el rango de movimiento hacia un arco menos doloroso. En el hallux rigidus de alto grado, lo más aconsejado es la artrodesis, la cual proporciona alivio del dolor al costo de alterar la biomecánica de la marcha, dada la rigidez adquirida. Distintas artroplastias (resección, interposición, o protésicas) mejoran el dolor significativamente sin sacrificar movilidad, siendo una alternativa más fisiológica, que preserva la biomecánica del pie en pacientes seleccionados.