El interés por el lenguaje jurídico y su análisis no es algo novedoso. Existen numerosos estudios que se centran en esta variante del lenguaje especializado desde diversas áreas. A pesar de que hay voces discordantes, el lenguaje retórico con sus matices y su riqueza está presente en el mencionado tipo de lenguaje especializado. Y es que el lenguaje jurídico no carece de figuras literarias, ni de estilo, ni de forma, ni siquiera de elegancia. Tanto las metáforas, como las imágenes, los símiles y las analogías, el lenguaje figurativo, y la expresión estética forman parte del discurso de la ley y de los juristas desde hace mucho tiempo, aunque sus usuarios, ya sean legos o expertos, no lo perciban así. Es esta una característica que lo hace muy atractivo y que ocupa nuestra atención.