“…Así, los procesos cognitivos se emplean para " la creación de esquemas mentales para respuestas perfectas" (Vealey, 2007, p. 296), focalizando al deportista en respuestas productivas y relevantes para el éxito deportivo. Como también señala Vealey (2007), la práctica imaginada influye en el rendimiento a través de los estados de ánimo, ayudando a los deportistas a sentirse más confiados, con niveles de activación óptima y centrados en la competición. En la misma línea, la mejora en el rendimiento a través de la práctica imaginada es explicada a través de los procesos neurofisiológicos que implican estructuras cerebrales relacionadas con el gesto deportivo que son activadas tanto a través de la práctica real como durante la práctica imaginada (Finke, 1980;Holmes y Collins, 2001;Jeannerod, 1994).…”