“…La narración oficial de la transición ha sido efectuada desde la ciencia política, y ha sido desde ella desde donde se ha creado la imagen de que el español es un ejemplo modélico de transición democrática (Colomer, 1991;Gunther, 1992). Hay, es cierto, otra subdisciplina que cuenta con abundante literatura acerca del período, la de la cultura política (López Pintor, 1982;Maravall, 1982;del Águila y Montoro, 1984;Morán, 1999), pero su contribución no modifica sustancialmente el escenario, más bien al contrario remata un armazón explicativo mantenido dentro de unos límites, que podemos identificar gruesamente con la temática de la acción política, entendida en clave individual o colectiva, o en forma de una combinación de ambas. La historia política ha hecho a su vez de abnegada comparsa que apuntala o apostilla los distintos relatos e interpretaciones, sean oficiales o alternativos, incorporando pequeños toques ad hoc de contingencia, subjetividad, etc.…”