“…No obstante, la literatura indica que la variabilidad encontrada habitualmente entre distintos informantes puede deberse: al efecto del método de recogida de información (i.e. autoinformado vs. heteroinformado) (Neyer, 2006), a la accesibilidad a la información que cada fuente informante tiene según la naturaleza interna-privada versus externa-manifiesta del contenido a evaluar (Johnston y Murray, 2003;van Doorn et al, 2018), al mejor despliegue de ciertas conductas en unos contextos y no en otros (Achenbach et al, 2017;, a la concepción de cada informante sobre lo que constituye un comportamiento normal (Richters, 1992), al propio estado emocional del informante (Berg-Nielsen, Vika y Dahl, 2003) y/o a la diferencia en la percepción de las prácticas parentales o las relaciones entre padres/madres e hijos/as (Hoeve et al, 2009). La tendencia incrementada del valor absoluto de las correlaciones entre rechazo parental y desajuste psicológico que se ha hallado en este estudio es esperable, en parte, por el posible efecto sinérgico del ambiente familiar global de no-afecto y el rechazo parental, lo que además es congruente con estudios previos (Germán et al, 2013;Glicklich, 2014;McKee et al, 2007).…”