“…La ventana de oportunidades que abrieron las convocatorias públicas y la conversión de algunas asociaciones de inmigrantes en ONGD contribuyeron a la profesionalización de las prácticas de codesarrollo (Lacomba y Aboussi, 2020); aunque esto ha de leerse en clave de situación político-económica del país, partidos gobernantes y agenda de cooperación en los ámbitos estatal, autonómico y local. Algunos estudios centrados en el asociacionismo inmigrante observaron una baja apuesta por los proyectos de desarrollo en las comunidades de origen, a favor de actividades centradas más bien en la integración y la inclusión social (Morell, 2005;Cebolla y López-Sala, 2015;Lacomba et al, 2015;Lacomba y Cloquell, 2020). Un factor explicativo nada desdeñable apunta al propio concepto de codesarrollo, algo difuso para las entidades que le brindan distintos significados teóricos, encontrándose con dificultades para concretar su aplicación en la realidad (Sanmartín, 2011).…”