La socialidad lúdica juvenil. Sobre cómo los jóvenes erosionan el orden sociocultural instituido cuando se divierten

Abstract

RESUMENLa juventud no debe ser definida por las carencias que padece frente a los adultos, derivadas de su posición subordinada en instituciones centrales de la sociedad tales como el trabajo y la familia. Al contrario, es necesario descubrir la diferencia cultural de la que es portadora prestando atención a las singulares prácticas sociales que protagoniza. Partiendo de esta idea y siguiendo a Caillois, se comparan los ceremoniales agon (relaciones interpersonales, entre los géneros y con los objetos), ilinx (autoalteración de la conciencia mediante la ingestión de drogas) y mimicry (usos y funciones simbólicas otorgadas al vestuario), además de la apropiación del espacio y de los gustos musicales, de los públicos juvenil y adulto de la discoteca But y de la sala de fiestas Pasapoga, ambas en Madrid. La conclusión es que mientras los adultos permiten que se sostengan ciertos pilares socioculturales emblemáticos de la modernidad, los jóvenes tienden inercial y espontáneamente a erosionar su dominio.

Recreación, juego y decolonialidad: una aproximación urgente y necesaria

“…Las formas de sociabilidad, comprendidas como aquellas posibilidades de encuentro, de construcción de acuerdos y de sentidos para afrontar la existen cia de cada uno (Bergua, 1996) se dan en el jugar de una manera natural; los acuerdos para que el juego sea posible están a la orden del día, no es posible jugar sin acuerdos (Molina y SánchezLondoño, 2017). La no construcción de acuerdos hace imposible el jugar cualquiera que sea la clasificación que se haga de estos; en los sistemas lúdicos de los que nos habla Óscar Vahos (2000), el juego está anclado a formas rituales de relacionamiento con todo, con los otros, con lo otro y con las formas como los seres humanos construyen sus relaciones para darles un cierto orden (Segalen, 2014); este no se impone por foráneos, sino que es construido en las relaciones sociales jugadas que se presentan a temprana edad y se mantienen en las diversas manifestaciones recreativas a lo largo del curso de vida.…”

“…Se trata de una mirada crítica que no pretende anclarnos a las cavernas desconociendo las posibilidades que nos traen los nuevos tiempos, pero sí de una apuesta por reconocer algunos elementos que subyacen tanto a las formas de entretenimiento como a las posibilidades y limitaciones que de cada una de ellas emanan. Apostamos por una mirada crítica del juego y su campo de estudio, la recreación y sus aportes al desarrollo de las personas, y buscamos develar algunas nuevas formas de entretenimiento que reviven aquellas expresiones cortesanas que, en lugar de favorecer los encuentros y las construcciones colectivas, apuestan por la individualidad en lugar de la comunitariedad, por la pasividad en lugar del movimiento, por el silencio en lugar de la conversación y nos alejan del conflicto como lugar de constitución de la subjetividad y de la sociabilidad (Bergua, 1996).…”

La necesaria e imposible autorregulación de la violencia. El caso de la violencia lúdica juvenil

“…Dicho más claro: la autorregulación es necesaria pero imposible. Para demostrarlo, me basaré en una investigación que realicé hace algún tiempo comparando los rituales lúdicos de un grupo de adultos que iban a una sala de fiestas, Pasapoga, y un grupo de jóvenes que iban a divertirse a una discoteca, But (Bergua, 1999a) 1 , las dos están en Madrid.…”