“…La transformación de la prostitución en la gran industria del sexo de la mano del capitalismo neoliberal ha dado lugar a un aumento de la demanda, lo que ha motivado a los proveedores de esta industria para aumentar y diversificar la oferta (Cobo, 2016;Gimeno, 2018), con el objetivo siempre de obtener el máximo beneficio al menor coste posible. Al no existir suficiente oferta comparada con la enorme demanda, la industria sexual ha hecho de la trata de personas con fines de explotación sexual su medio de abastecimiento (Jeffreys 2009;Pedernera, 2017;Campo Martín, 2021). Posteriormente, como es propio de cualquier negocio que busca que los beneficios superen los gastos, la industria del sexo se ha percatado de los altos ingresos obtenidos a cambio de una mínima inversión, lo que ha aumentado mucho más la motivación con la que ya contaba para obtener los "productos" (cuerpos de mujeres) a través de la esclavitud y la explotación sexual (Kara, 2010;Cobo, 2016), y es en ese momento en el que la prostitución pasa a nutrirse de la explotación cuando la industria del sexo se convierte en organización criminal y los "empresarios" en delincuentes.…”