“…Durante décadas, la disciplina del Trabajo Social ha sido frecuentemente cuestionada, no solo por pertenecer a las ciencias sociales y vincularse con lo subjetivo, sino también, por el supuesto distanciamiento entre teoría y práctica (producción de conocimiento/ formación profesional). Se plantea que dicha situación responde a dos causales: la primera, vinculada a la propia historia del Trabajo Social, ya que desde su configuración adoptó posturas positivistas y pragmatistas que la ubicaron como técnica, lo que generó tanto el desinterés por la construcción del conocimiento, como la concentración del saber en las disciplinas hegemónicas(Casá, 2014;Deslauriers y Pérez, 2004;Linardelli y Pessolano, 2019;Vélez, 2003).Sin embargo, fue en 1960 con el movimiento de reconceptualización en América Latina, que el Trabajo Social hizo explícita su preocupación por superar tales cuestionamientos y apropiarse de cientificidad, por lo que se inicia con la construcción de conceptos, modelos y teorías propias sobre la realidad social, a la vez que promueve la sistematización de la práctica como un medio de investigación. Pese a esto, Montaño (1998) menciona que, en las políticas sociales diseñadas por la clase hegemónica, se encuentra otro factor que afianzó el carácter instrumentalista de la profesión; ello debido a que el Estado en una ampliación de sus funciones, atendió a las exigencias de los sectores más vulnerables a través de políticas que garantizaban sus derechos y les concedían beneficios(Casá, 2014;Linardelli y Pessolano, 2019).…”