“…Atrás quedaron las épocas en que la prensa era vista con desprecio y condenada como fuente primaria por ser subjetiva y estar al servicio de quién la produce, como si las demás fuentes documentales, por ejemplo, las notariales o judiciales fueran objetivas, y realizadas por ángeles y no por actores políticos y sociales con intereses por nombrar y registrar de manera particular los acontecimientos. La historiografía hispanoamericana, de manera particular, ha dado grandes pasos en considerar la prensa en cuatro dimensiones: fuente primaria, objeto de investigación, empresa periodística y actor político (Acevedo y Villabona, 2020;Borrat, 1989;Del Palacio, 2006;Guerra, 2002;Hernández, 2017;Kircher, 2005). Incluso, frente al carácter subjetivo que pudiera ser una de las críticas directas a la prensa, cabe señalar que esto la enriquece mucho más porque le permite dar cuenta de una amalgama de experiencias, opiniones y posicionamientos informativos de los actores sociales en el pasado, tal como lo señalan Acevedo y Villabona: Las voces, las opiniones, los rumores, el debate, el clima político y cultural, los miedos, los enfrentamientos, los ataques personales, lo local, lo "subjetivo", todo esto está contenido en la prensa y, por tanto, enriquecen las miradas, especialmente en la historia política y cultural que trata de no quedarse solamente en lo institucional (2020, p. 350).…”