La poesia de Rafael Juarez

Abstract

Cuando Antonio Machado definió la poesía como palabra esencial en el tiempo, no hizo sino actualizar, con relación a la poesía, lo que con carác-ter general había dicho Krause respecto del arte: «El arte es la facultad elevada a habilidad de hacer efectivo algo esencial en el tiempo, esto es, de producir la aparición en sus límites de su esencia eterna en unidad, según conceptos finales, y según determinadas leyes, en parte subjetivas, en parte objetivas y técnicas» (Menéndez Pelayo, 1974, p. 264). Menéndez Pelayo criticó ya en su día estas ideas de Krause advirtiendo que de ellas se derivaba que la belleza podía ser cualquier cosa, lo cual resultaba absurdo: la definición desembocaba, de ese modo, en la indefinición. La separación de lo objetivo y lo subjetivo, propia de la escuela idealista, que propicia tanto el subjetivismo como el objetivismo extremo 1 , la misma idea de lo esencial referida a la palabra 2 , la alusión imprecisa al tiempo, porque toda palabra está dicha irremediablemente en el tiempo, resultan hoy día problemá-ticas. Sin embargo, parece evidente que el tiempo y, sin duda, la palabra constituyen los fundamentos del poema, aquello sobre lo que el poema se construye a partir de un determinado entramado métrico, retórico e ideológico que viene dado al autor por la época, la cultura y la propia vida en la que escribe. Y parece, a primera vista, que hemos hablado de tiempo en dos sentidos: el momento histórico en el que se escribe el poema, y ese otro tiempo que, junto con la palabra, está en la raíz misma de la poesía. No son tiempos distintos. Se trata tan sólo de dos modos distintos de afrontar la cuestión. Para nosotros, la poesía no es tanto la palabra esencial en el tiempo, cuanto el tiempo revelado, desocultado, en la palabra poé-tica. Esta desocultación del tiempo que se hace posible y se despliega con fuerza extraordinaria en el poema no siempre se da de la misma manera, sino que, puesto que ella misma tiene su lugar en la historia, posee en cada