“…En el trabajo de Trelles et al (2020), existe un hallazgo particular, pues a pesar de que prevalece la comunicación interpersonal entre estudiantes y profesorado en la comunidad universitaria, existe poco conocimiento sobre los proyectos de investigación; por lo cual, los autores proponen otras estrategias que impliquen la integración de canales diversos de información como: impresos, programas radiales, televisivos o digitales; por su parte Lazcano et al (2019) identifica diferencias entre difusión académica y divulgación al medio externo, considerando que, a nivel institucional, existe mayor peso a la difusión académica, por lo que se hace evidente la falta de acciones comunicativas innovadoras en las actividades de divulgación al exterior, coincidiendo con Fernández (2021) y Sánchez et al (2021), puesto que identifican la falta de acciones y modelos comunicativos innovadores en las actividades de divulgación que posibiliten la interacción con el público. En el caso de Kababe et al (2018) y Vázquez (2021), los resultados giran en torno a los esfuerzos, por parte de los investigadores, para dar a conocer su línea de investigación y trasmitir su aplicación al ámbito productivo y proponen la figura de intermediarios con capacidades de traducción, para llevar el conocimiento de los laboratorios al ámbito social o productivo o en el mejor de los casos que los mismos investigadores sean voceros, con el fin de desarrollar una comunicación directa. Finalmente, dentro de las propuestas de Fernández (2021) y Vázquez (2021), está el planteamiento de estrategias para la promoción y divulgación de la ciencia a través del uso de espacios como Instagram, Facebook y YouTube aunque, López y Olvera (2016) y Alcocer et al (2021) concluyen que aún con el aumento en el uso que se les da a los medios digitales, hay poca homogeneidad por lo que su alcance es limitado y poco efectivo.…”