“…Como ocurre con otras innovaciones educativas, las prácticas no han estado siempre a la altura de lo previsto en la letra y el espíritu de la ley y se pone de manifiesto la distancia existente entre la teoría o el ideal que propone la política educativa y la práctica cotidiana del aula (Echeita, 2006). Es decir, las administraciones plantean reformas sin ocuparse debidamente de convencer a los profesores de las ventajas y beneficios de las mismas, ni de formarles y apoyarles adecuadamente para desarrollarlas y, de este modo, surgen dificultades de implementación e implicación del profesorado que hacen que las reformas se ahoguen a las puertas del aula (Clemente, 2003;Giacobbe, 2000;Hargreaves, Earl, Moore y Manning, 2001).…”