“…Estos elementos constituyen factores de riesgo que incrementan la probabilidad de repetición de conductas adictivas que resultan robustecidas por otros consumidores, quienes validan dicho consumo y lo legitiman, lo cual sucede aun cuando tienen presente que el consumo de la sustancia resulta perjudicial para su salud (Anderson y Henry, 2004;Ruíz et al, 2014). Los aspectos socioculturales incluyen la aprobación/ desaprobación social del consumo, al tiempo que las consecuencias legales que este puede traer consigo, tales como, conflictos legales y pérdida de la libertad, inseguridad y reclutamiento de grupos delincuenciales con fines de expendio, así como también la desintegración familiar y social-comunitaria, la pérdida del trabajo y el deterioro progresivo del proyecto de vida personal y de convivencia comunitaria (Banderas et al, 2010;Calderón-Romero y Cáliz-Romero, 2015;Lara, 2014). Igualmente, ante la sociedad existen diferentes tipos de consumidores: el consumidor experimental; el consumidor social; el problemático; el habituado y por último, el adicto, el cual implica un grado de deterioro elevado, debido a que la persona puede tornarse peligrosa en el sentido de que hará lo inevitable para acceder a la droga en busca del efecto o de las sensaciones extremas deseadas (Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales [CESO], 2004;Rubio et al, 2006).…”