“…En Chile, el estudio de la desigualdad en el trabajo se ha abordado principalmente desde una categoría de desigualdad, género o clase social, más que de manera integrativa, lo que permitiría mostrar las posiciones diferenciadas entre mujeres y entre hombres -mujeres privilegiadas en virtud de la clase social u hombres subordinados en virtud de la misma-, y las concentraciones por género en las clasificaciones de clase social. Por ejemplo, las mujeres chilenas se concentran en la clase trabajadora; tienen menores chances de movilidad en la estructura de clase (ENCLA 2014), y tienen empleos de menor calidad que los hombres (Aguilar et al 2016). Por otra parte, las mujeres de clase alta pueden obviar los obstáculos al acceso y la movilidad laboral, por ejemplo, comprando servicio doméstico en el mercado y privilegiando su capital social (Mora y Blanco 2018; Undurraga 2018).…”