“…Por otra parte, habrá que superar los tradicionales problemas de articulación, tanto al interior del sistema científico-tecnológico como entre la política respectiva y las políticas económica (macro, meso y micro), comercial, energética, ambiental, etc., (Codner, Lugones y Porta, 2014;Baruj, Britto y Pereira, 2016), lo cual no es un problema de fácil resolución, pero, así y todo, resulta imperioso encarar. Todos los ejemplos disponibles a nivel internacional de casos nacionales exitosos de catchingup tecnológico, desarrollo acelerado y cambio estructural (Suecia a partir de fines del siglo XIX, Japón, Corea del Sur y Noruega desde la década de 1960, Australia y Nueva Zelanda en la segunda mitad del siglo XX y, desde luego, China en las últimas décadas) revelan trayectorias en donde el papel del Estado, las políticas activas y la planificación (o la coordinación por parte de las Agencias Gubernamentales) para una mayor eficiencia de las mismas ha sido una constante.…”