“…En este sentido, en Jumara y Daupará existía una organización en torno al sonido, los discos duros, los pendrive, los DVD, las pantallas, los ordenadores y todo lo que implica la materialidad que supone la proyección de películas; 2) son contenedores de tiempo, es decir que pueden volver al pasado a través de las historias que narran, y al mismo tiempo su visualización implica una temporalidad, y 3) son sociales, es decir que pueden visionarse colectivamente en cine-foros, festivales y encuentros (Gómez Ruiz 2018). Esta última característica lleva a que los festivales de cine indígena deban ser entendidos como "reuniones sociales que constituyen comunidades particulares, (y) crean regímenes de valor" (Ginsburg 2017: xv), lo cual implica subrayar la doble dimensión del cine indígena, en la pantalla (onscreen, en relación con las historias contadas en las películas) y fuera de ella (offscreen, en relación con su rol social al posibilitar en los festivales nuevas formas de solidaridad, identidad y comunidad) (Dowell 2006).…”