“…Entre ellas estarían un estilo autoritario de convivencia, respuestas educativas a la diversidad que terminan en exclusión, la enseñanza centrada en el docente que reduce a un segundo plano las inquietudes, espontaneidad y las necesidades relacionales y cognitivas del alumno. En una cotidianidad educativa de esta naturaleza, el capital cultural que lleva el menor a la escuela es anulado y la educación se convierte en una suma de pautas conductuales y sociales que hay que obedecer (Herrera, 1999;Espíndola & León, 2002;Ou, Mersky, Reynolds, & Kohler, 2007;Rumberger & Lim, 2008, Morentin Encina, Ballesteros Velázquez, & Mateus, 2019. Desde el aporte de los autores citados, además de este modo de relacionarse de los docentes, también hay vivencias en los propios estudiantes que impiden alcanzar una convivencia satisfactorio en la escuela y que se han hallado vinculados al su abandono: comportamientos conflictivos y vínculos negativos con docentes y otros pares, escasa participación de las actividades del colegio, absentismo escolar, bajo rendimiento académico y una baja adaptación a los diferentes subniveles educativos.…”