“…He buscado documentar cómo los wixaritari se sitúan en las redes New age, así como el entrelazamiento de elementos simbólico/emocionales/cognitivos que intervienen en el encuentro de prácticas rituales que tienen posiciones de poder diferenciadas y con claras fronteras en las articulaciones tanto raciales y económicas, como simbólicas. Llamar fraudulentos a este tipo de chamanismos no ayuda a avanzar en el entendimiento de estas articulaciones, ya que los huicholes mismos se adscriben a estas prácticas, aunque no sin problemas(Aguilar, 2012a;2012b;2013a).En suma, analicé cómo la relación con los newagers permite la subjetivación de los huicholes; asimismo, describí los procesos globales y locales que permiten estas articulaciones, y la agencia que los huicholes logran gracias a su habilidad de transformación y adaptación de estos procesos de mercantilización cultural, a su propia cosmovisión y, en muchos casos, a su cosmopolítica(Liffman, 2018;De la Cadena, 2020). Las prácticas New age de búsqueda espiritual dan pie a que los especialistas rituales étnicos se coloquen como comercializadores de estos mismos, lo cual les permite desde sustentarse hasta generar plataformas políticas con fines más amplios, como es el caso de la defensa de Wirikuta(Liffman, 2018; 15 Caicedo (2007) menciona tres pilares de este nuevo chamanismo alternativo que considera se sitúa no en las periferias, sino en el centro de una ideología contestataria a la modernidad y que consiste en a) una idea de alteridad radical que busca restituir las relaciones ser humano/naturaleza y las divisiones mente/cuerpo, b) el descubrimiento de una nueva alteridad interior que posee la posibilidad de autosanación y c) una objetivación en el chamanismo tradicional anclado en raíces culturales ancestrales.…”