1993;Peces 2002). No en vano, allí fue a parar una parte muy representativa del capital intelectual exiliado en Argentina que, de forma regular o esporádica, como traductores, ilustradores, prologuistas, correctores, directores de colecciones..., encontraron en la empresa creada por Gonzalo Losada un medio para subsistir económicamente sin desistir de proseguir sus trabajos intelectuales ni hacer renuncias a los valores de su ideología.Como se ha enfatizado en todas las reconstrucciones de la historia de la editorial, en el grupo fundador de Losada confluyeron algunos intelectuales americanos, como Pedro Henríquez Ureña, con una mayoría de expatriados españoles. En realidad, muchos de los españoles del núcleo fundador de Losada eran antiguos residentes en Buenos Aires, de ideología liberal republicana y, por consiguiente, inequívocamente antifranquista. El fundador, Gonzalo Losada, por ejemplo, llevaba en América desde 1928, cuando fue enviado como gerente de la casa madrileña Espasa-Calpe; Guillermo de Torre había llegado en 1937 después de salir de Madrid poco tiempo después de iniciarse la guerra, pero había vivido previamente en Buenos Aires entre 1927 y 1932 y tenía fuertes vinculaciones con la intelectualidad porteña; Amado Alonso también había llegado a Buenos Aires en 1927 y desde entonces dirigía el