“…Y era el momento también en el que el sociólogo canadiense Erving Goffman (1961Goffman ( , 1966Goffman ( , 2001Goffman ( , 2006Goffman ( , 2007Goffman ( y 2008, en sus principales obras, trazaba un mapa de la angustia que la rigidez y el alto nivel de exigencia de la sociedad estadounidense de clase media producía en los individuos, que se veían sometidos a un desempeño interaccional imposible mientras que arrojaba a terroríficos procesos de estigmatización y marginación social a los que fallaban y perdían el hilo, a los enfermos mentales, a los vagabundos que eran ignorados sistemáticamente como si no existieran, a las mujeres y a los niños, a todos los que iban a quedar encuadrados en la categoría de no personas. Con todo, en el ambicioso plan por detallar las desdichas de los norteamericanos modernos, Goffman (1966, p. 90 y p. 174) se reservó y expuso, casi entre líneas, una apuesta emancipadora a través, precisamente, de las interacciones sociales que salían bien, tenían éxito, generaban vínculo social y afianzaban el sentido de realidad (Ribes, 2020).…”