“…Esto abarata el servicio y, en definitiva, ha transformado el universo de los agentes implicados: tanto en lo que compete al turista -que posee unas pautas de comportamiento y gestión de sus viajes muy diferentes-, como a los propietarios de los servicios de alojamiento -especialmente en todo lo relacionado con los apartamentos turísticos-y a todo el sistema económico que rodea al fenómeno -hostelería en su sentido más amplio, transportes intraurbanos, comercio, gestión de lugares de frecuentación turística, entre otros (Cabrerizo, 2016;Colomb y Novy, 2016;Koens, Postma y Papp, 2018; De la Calle Vaquero, 2019)-. En todo caso, los diagnósticos de la mayor parte de los trabajos señalan que el proceso de turistificación expulsa a los vecinos tradicionales de forma más o menos obligada, provoca la desaparición o transformación del comercio de proximidad (Mansilla López, 2018;Jover Báez, 2019), reactiva la función hotelera en edificios sin uso que podrían haber asumido la función residencial y, además, genera servicios hasta entonces inexistentes, o con otro sesgo, que ahora se vinculan exclusivamente, o casi, a los turistas que se alojan temporalmente en esos barrios.…”