Objetivo: Evaluar el nivel de percepción de riesgo de contagio de la COVID-19 frente al retorno a las clases presenciales y analizar esta percepción con variables sociodemográficas y de salud asociadas a esta enfermedad. Materiales y métodos: Estudio transversal y prospectivo. Se adaptó el cuestionario para evaluar la percepción de riesgo de contagio de la COVID-19 (PCR-CV19) en 532 universitarios. Además, se realizó un análisis de asociación de las cuatro dimensiones del PCR-CV19 (vulnerabilidad cognitiva, vulnerabilidad emocional, conductas de riesgo-protección y gravedad) y el índice de percepción con variables sociodemográficas y de salud. Se utilizaron técnicas estadísticas: análisis de varianza (ANOVA) de una vía (OneWay ANOVA), previa verificación de la prueba de normalidad Shapiro-Wilk y la prueba de Levene para la homogeneidad y la prueba post-hoc de Tukey o Ganes-Howell. Estos análisis se realizaron en el programa estadístico JAMOVI, versión 1.2.2. Resultados: Se evidenció un nivel moderado de percepción de riesgo de contagio, en donde las dimensiones de las conductas de riesgo-protección y gravedad se identificaron como las más relevantes; asimismo, se encontró asociación entre las dimensiones del PCR-CV19 y el índice de percepción con las variables edad, género, consumo de alcohol e indicadores de salud física y mental (ansiedad y depresión) y las experiencias vividas con la enfermedad de la COVID-19. Los aspectos de vulnerabilidad cognitiva y emocional fueron las dimensiones más sensibles en la evaluación de la percepción. Conclusiones: Seguimos enfrentando condiciones de riesgo que surgen de manera constante, lo que hace necesario mantener un esquema de vigilancia de la percepción de riesgo que experimenta la población. En los universitarios, los aspectos de vulnerabilidad cognitiva y emocional fueron las dimensiones más sensibles en la evaluación de la percepción del riesgo y las experiencias vividas con la COVID-19 (enfermedad o muerte). El hecho de que los universitarios no se sientan vulnerables y/o no perciban la gravedad asociada al contagio puede afectar sus conductas de autocuidado. Estos resultados tienen implicaciones claves para la salud pública, por lo que se requiere un abordaje intersectorial, con el objetivo de contar con información relevante para enfrentar futuras pandemias.