Se dice que en el Ecuador, así como en varios países de América Latina, las carreras de Derecho tienen un corte positivista, con ausencia de aprendizaje práctico y capacidades críticas, analíticas e interpretativas, así como poca relación con las ciencias sociales y otros campos del conocimiento. No obstante, en el Ecuador la reforma legal de 2010, que instauró un examen en el último año de formación para la evaluación de las carreras, junto a las exigencias del cambio de paradigma constitucional del 2008 en favor de una organización del sistema jurídico, de aplicación directa de derechos constitucionales, debería suponer una nueva dirección que supere el positivismo en su enseñanza superior. Este artículo propone un análisis de los planes de estudio de las carreras de Derecho del Ecuador, según las denominaciones de las asignaturas que los componen, para intentar identificar a qué modelo de educación jurídica responden, así como su núcleo. En términos metodológicos, se seguirá la propuesta del historiador del derecho Robert W. Gordon como marco de referencia para la ubicación de los resultados del análisis del plan de estudios y sobre la cual se generan conclusiones y reflexiones.