“…Paralelamente, el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo reorientarían sus actividades hacia programas para el alivio de la pobreza, por una parte, y para el ajuste estructural de las economías nacionales promoviendo la venta de activos públicos así como reformas regulatorias, y rezagando a un segundo o tercer plano el apoyo al regionalismo. El «ajuste con rostro humano» y los «mercados amigables con la gente» serían los eslóganes que en la década de los noventa intentarían congeniar reformas neoliberales, por una parte, con humanitarismo, por otra (PNUD 1993;Banco Mundial, 1994;Culpeper, 1997;Rist, 2006;Babb, 2009;Vivares, 2013).…”