En la actualidad, existen una diversidad de movimientos feministas que buscan promover un cambio social basado en el reconocimiento del papel que desempeñan las mujeres en los espacios sociales, políticos y económicos. En el caso particular de los movimientos igualitarios y liberales, sus luchas se concentran en promover al trabajo como el espacio a partir del cual las mujeres pueden alcanzar la autonomía económica y la emancipación. Esta visión, sin embargo, deja de lado que el trabajo en las sociedades capitalistas representa una actividad que se realiza en condiciones de explotación y que, por lo tanto, resulta en enajenación y sometimiento de los trabajadores y, en especial, de las mujeres. En ese sentido, el objetivo de este artículo es discutir a la luz de la teoría de Marx, las características del trabajo asalariado y la forma particular que asume el trabajo de las mujeres en las sociedades capitalistas. Esto con el objetivo de explicar las limitaciones de los movimientos feministas que impulsan al trabajo como el factor central de reivindicación económica de las mujeres. Para ello, la discusión se presenta en tres secciones. En la primera, se exploran los argumentos históricos y teóricos por los que el feminismo igualitario y liberal se configuran alrededor de la defensa del trabajo como elemento central en la lucha por la reivindicación de las mujeres. En la segunda, se discuten las características particulares del trabajo asalariado dentro de las sociedades capitalistas y, finalmente, en la tercera sección, se discuten las razones por las que el trabajo de las mujeres lejos de representar una actividad emancipatoria, opera más bien como un mecanismo de enajenación y sobreexplotación.