“…observándose dos tendencias principales: de un lado, los que refuerzan la teoría de que los padres se constituyen en modelo por excelencia para el aprendizaje de valores, actitudes y comportamientos de sus hijos, al concluir que la práctica físico-deportiva de ambos progenitores se relaciona con la de los hijos, tanto chicas como chicos (Cantallops et al, 2012;Fuemmeler, Anderson y Mâsse, 2011;Richards et al, 2009;Pieron y Ruiz-Juan, 2013;Ruiz-Juan, Piéron y Baena-Extremera, 2012;ToftegaardStockel et al, 2011;Van der Horst et al, 2010); de otro, los que indican que la actividad física de padres y madres se relaciona con la de sus hijas pero no con la de sus hijos (Dumith et al, 2010); a los que se añaden investigaciones que ponen de relieve que solo la ejercitación de la madre, no la del padre, se asocia con la actividad física de los hijos de ambos géneros (Kahn et al, 2008) o, incluso, favorece que su hija, no su hijo, deje de ser inactiva (Rangul et al, 2011). Una vez más, ante la divergencia de resultados, se hace necesario prolongar la investigación en torno a este tipo de factores, susceptibles de condicionar la actividad física del adolescente en los espacios y tiempos de ocio.…”