“…La mayoría de los estudios sobre la depresión resaltan la importancia de reconocer y diferenciar los síntomas asociados a dicha patología, puesto que, los instrumentos usados para el diagnóstico y el manejo de depresión, buscan identificar la presencia del trastorno depresivo a través del reconocimiento de síntomas somáticos, emocionales, cognitivos y conductuales (Cano, Gómez, & Rondón, 2016). Al respecto, Bustos, Galvis y Rojas (2015) identifican que algunos de los instrumentos de mayor aplicación a nivel mundial son: el Inventario de Depresión de Beck (Beck, Steer, & Brown, 1996), la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos CES-D (Fuhrer & Rouillon, 1989), la escala de Autoeficacia para la depresión en adolescentes (Díaz-Santos, Cumba-Avilés, Bernal, & Rivera-Medina, 2008), la escala Reynolds de depresión en adolescentes (Reynolds, & Mazza, 1998), la escala Kessler K10 (Kessler, & Mroczek, 1994) y la escala de autoevaluación de depresión (Zung, 1965).…”