Rumbo al estudio de los jóvenes indígenas urbanos en México En México, el estudio antropológico de las poblaciones indígenas urbanas surge en la década de los ochentas del siglo pasado con los estudios focalizados en el análisis de sus estrategias económicas (Arizpe, 1980), sus dinámicas migratorias (Romer, 1982) y sus conflictos relacionados con el choque de civilizaciones (Bonfil Batalla,1987). Para la última década del siglo pasado, el estudio vinculado con las poblaciones indígenas en las ciudades encontró desde la antropología urbana un nicho de arraigo sobre todo en el análisis de sus formas de organización política, vida cotidiana, procesos rituales, migraciones internacionales y contacto cultural. Para 1994 en simultáneo a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, surge el Ejército Zapatista de Liberación Nacional levantándose en armas y visualizando la necesidad de repensar el papel de la diversidad cultural y los pueblos indígenas frente a la construcción de una idea distinta de nación. A finales de la década de los noventa del siglo XX, las contracciones económicas provocaron una nueva oleada de marginación y pobreza en amplios sectores de la población, siendo los pueblos indígenas nuevamente impactados, movilizándolos, hacia las grandes metrópolis y ciudades medias de este país. En esta nueva etapa, la diversidad étnica en las ciudades volvió a ser tomada en cuenta por el Estado cuando se le ubicó como un problema expresado ahora con el trabajo informal en las calles, la ocupación ilegal de predios, la explotación infantil, la delincuencia, el robo, la violencia y la drogadicción. Es interesante mencionar cómo, desde el discurso oficial del Estado, estos indígenas de las ciudades fueron considerados como migrantes, como gente fuereña que estaba de manera flotante y estacional que solo llegaba a las urbes en busca de empleo. Para el caso de la ciudad de México, el antiguamente llamado Distrito Federal, los gentilicios de indios, marías