<p>Los recursos fitogenéticos comprenden la diversidad vegetal cultivada que tiene un valor real o potencial en la seguridad alimentaria de la humanidad.<br />Desde esta perspectiva, cada una de las especies que han presentado un proceso de domesticación tanto a nivel local o mundial, asociando<br />sus parientes silvestres, poseen un patrimonio genético invaluable. Por tal motivo, las especies cultivadas pueden beneficiarse mediante el flujo<br />genético de sus parientes en busca de resistencia a plagas y enfermedades, fitomejoramiento o material adaptado al cambio climático. De tal manera,<br />la conservación del germoplasma que posee una especie es prioridad para mantener la variabilidad genética inter e intra-especifica, así como la de<br />sus accesiones. Las estrategias de conservación ex situ, en campo, presentan el riesgo de pérdida por condiciones climáticas adversas, ataque de<br />agentes patógenos, altos costos asociados al manejo agronómico, preparación de terreno, insumos y dificultad del manejo e intercambio de material.<br />No obstante, las técnicas de cultivo de tejidos vegetales permiten mantener las plántulas en bancos de germoplasma in vitro, libres de patógenos,<br />en espacio reducido, a bajo costo y condiciones controladas que facilitan el manejo a corto y largo plazo de material vegetal, particularmente, de<br />especies con propagación vegetativa. Esta investigación tuvo como objetivo determinar los componentes claves para introducir especies cultivadas<br />y establecer bancos de germoplasma in vitro que faciliten el intercambio de material vegetal entre entidades y personas, para garantizar la conservación,<br />disponibilidad y uso de la diversidad genética obtenida por los cultivadores.</p>