“…En los últimos años, el manejo de la hepatitis C ha sufrido cambios importantes relacionados con la simplificación del diagnóstico en un solo paso (Crespo et al, 2019b) y con el desarrollo de nuevas técnicas diagnósticas de detección de anticuerpos o viremia del VHC o incluso normalizando las ya existentes mediante su integración en el proceso de diagnóstico habitual hospitalario (Gómez et al, 2020). Todo ello, ha facilitado el cribado de la infección en entornos de asistencia ambulatoria, evitando la pérdida de pacientes (Crespo et al, 2021;Gómez et al, 2020;Saludes et al, 2019Saludes et al, , 2020. Por otra parte, los comportamientos de riesgo asociados a esta población, así como la posibilidad de reinfección o de padecer otras infecciones, confirman que estos pacientes deberían de someterse a pruebas diagnósticas periódicas (Saludes et al, 2018), no solo para la reevaluación de la hepatitis C, sino también del VIH y VHB (en pacientes no vacunados) (Martínez-Sanz et al, 2021;Tucker et al, 2017).…”