“…El manejo adecuado de la toxicidad, por tanto, ayudará a maximizar el beneficio y minimizar los efectos negativos sobre el curso del tratamiento y, por tanto, mejorar de calidad de vida del paciente 5,9 . Desde que Busam et al 18 describieran por primera vez la toxicidad cutánea secundaria al tratamiento con anti-EGFR, se publican numerosos trabajos [19][20][21][22][23] que describen la aparición de casos anecdóticos. Walon et al 20 ya proponían en el año 2003 la inclusión del cetuximab en la lista de medicamentos susceptibles de inducir erupción acneiforme a propósito de 2 casos.…”