“…Además, son diversas las investigaciones emergentes que se han centrado en trabajar la inteligencia emocional en el ámbito docente, para dotar a los mismos de una mejor salud mental, bienestar y satisfacción por el trabajo(Alam y Ahmad, 2018;Fiorilli et al, 2019).En la revisión de literatura realizada, los estudios consideran la inteligencia emocional como base de sustentación de las competencias emocionales y sociales, así como un factor predictor de éxito del proceso de enseñanza-aprendizaje(Shen et al, 2021). Además, cabe destacar que la capacidad de generar un clima adecuado de aula, una mayor relación afectiva con el alumnado, un alto grado de optimismo y la búsqueda eficaz y rápida de soluciones, se asocian con altos niveles de inteligencia emocional(Cece et al, 2022;Valente et al, 2020).Asimismo, durante el desempeño de la labor docente, aparecen diversas situaciones conflictivas o inesperadas que se han de superar de forma resiliente, momento en el que un uso adecuado de las emociones y un adecuado compromiso afectivo permitirá evadirse de los sentimientos de frustración y abordar con eficacia las soluciones a los problemas(Martínez-Monteagudo et al, 2019;Sha et al, 2021; Singh y Ryhal, 2021).En términos de género, los niveles de inteligencia emocional en los docentes suelen ser elevada para ambos, si bien y de forma generalizada, son las mujeres las que presentan unos valores más elevados(Valenzuela et al, International Journal of Developmental and Educational Psychology…”