“…Instaurada la contingencia como condición de posibilidad de todo pensamiento, y en contraposición con la razón descontextualizada del optimista mundo metafísico, encontramos la actividad humana como remedio interino para el sufrimiento. Aceptar la "provisionalidad de la razón" (Blumenberg, 1999), "hacer algo en lugar de vivir de préstamos de sentido" (Chamorro y Palacio, 2010), o reivindicar un pensamiento de la contingencia y no de la teleología, es asumir la racionalidad insuficiente.…”