“…La sintomatología de los TEAF involucra problemas físicos, mentales, de conducta o de aprendizaje y, en el caso del SAF, se comprometen también los rasgos faciales y el sistema nervioso central. En muchos casos, la exposición prenatal al alcohol no concluye en el desarrollo de un TEAF, pero aumenta la probabilidad de sufrir muerte fetal (Kesmodel, Wisborg, Olsen, Henriksen y Secher, 2002), abortos espontáneos (Henriksen et al, 2004), bajo peso al nacer, parto prematuro, menor edad gestacional (Patra et al, 2011), lo que coloca a esos niños en una situación de alto riesgo con consecuencias como hospitalizaciones tempranas, que podrían afectar la interacción de la díada madre-bebé al nacer (Hauser, Milán y Oiberman, 2018), y aumentar las emociones negativas en las madres (Gómez, 2016). Por lo anterior, y debido a que todos los TEAF son 100 % prevenibles si no se consume alcohol a partir del momento en que se planifica un embarazo y durante toda la etapa gestacional, distintos organismos internacionales enfatizan desde hace años la necesidad de desarrollar e implementar estrategias de prevención efectivas con esta población (CDC, 2002;WHO, 2014).…”