El mar como catalizador de la geopolítica: de Mahan al auge chino

Abstract

Economic growth in Sub-Saharan Africa (SSA) has averaged roughly 5 percent per year over the past decade, improving living standards and bolstering human development indicators across the continent. Stronger public institutions, a supportive, private sector-focused policy environment, responsible macroeconomic management, and a sustained commitment to structural reforms have greatly expanded opportunities for countries in SSA to participate in global markets. In recent years, many countries in the region have benefited from an increasingly favorable external environment, high commodity prices, and an especially strong demand for natural resources by emerging economies, particularly China. China-SSA trade has rapidly intensified since the late 1990s and in 2013 China became SSA's largest export and development partner. China now represents about a quarter of SSA's trade, up from just 2.3 percent in 1985. About one-third of China's energy imports come from SSA-a vital trade link, especially as energy consumption rates in China have grown by more than twice the global average over the past 10 years. Despite increased efficiency and rising domestic production, rapid urbanization and heavy industrialization continue to spur robust Chinese demand for coal, oil, and natural gas. China's banks, notably the People's Bank of China, the China Development Bank, and the Export-Import Bank of China (Exim Bank of China), have supported large-scale investments in African infrastructure. More than 2,200 Chinese enterprises are currently operating in SSA, most of them private firms (UNCTAD 2014; Shen 2014). Diplomatic contacts and bilateral aid and cooperation initiatives have greatly expanded, 1 and the Forum on China-Africa Cooperation, formed in 2000 and convened every three years, has become the primary institutional vehicle for China's strategic engagement with SSA.

asertividad de China en el ámbito de la Seguridad internacional y su posible impacto en Sudamérica

“…En lo que respecta a las capacidades de poder duro, Beijing aplica la estrategia Near Seas Active-Defense Capabilities que, a contramano del desarrollo de una marina de guerra defensiva como se planteó desde los años 80, se direcciona a incorporar sistemas de armas aptos para implementar una estrategia Anti-Access Area-Denial mediante un proceso de modernización (Baqués Quesada, 2019). Esta estrategia tiene por objetivo obligar a los rivales potenciales de China que se acerquen a sus costas a soportar pérdidas materiales y humanas importantes en poco tiempo y el desarrollo de capacidades que le es inherente se explicita en el Libro Blanco sobre Defensa Nacional de China de 2015 3 .…”

“…No obstante y si bien dicho documento no establece metas expansivas, es imposible desconocer el proceso de proyección de poder que China ha ido desplegando en su línea marítima vital en respuesta a su objetivo tradicional de lograr la autosuficiencia y asegurar el abastecimiento de recursos mediante la seguridad de las rutas marítimas. Incluso, Beijing inicia este camino mucho antes, con la reforma de la Ley del Mar Territorial de 1992 que le permitió ampliar sus reclamos territoriales de manera meridianamente sólida, instrumentando medidas de presión moderadas para no generar un enfrentamiento abierto con Estados Unidos o Japón, pero contundentes (Baqués Quesada, 2019). Por otra parte, China desarrolla una estrategia de consolidación de facilidades portuarias en distintos estados de Asía y África que, a excepción de Djibouti, son en su origen bases de apoyo logístico y dejan traslucir una cadena de alianzas con varios países.…”

Revista Completa No. 163

“…Según algunos autores (Baqués Quesada, 2018), el eventual progreso hacia un acuerdo sustantivo entre ambas potencias podría incluir cuatro condiciones:…”